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Colombianos de corazón

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chalet federal tana

A las 4:45 AM del martes 9 de septiembre de 1958, la punta de vanguardia columna de carros se detuvo próxima a unos 50 metros de la portada del Batey de la Finca “La Federal”, conocida por Tana. Allí a menos de 150 metros se encontraban siete soldados de la tiranía y un cabo que custodiaba la propiedad durante la noche.

Los soldados estaban algo dispersos, al observar las luces del pisicorre le hacen con el Jeep la señal establecida, encender y apagar tres veces las luces. Esta es contestada según testimonio de varios invasores de forma fortuita por el Comandante Ramiro Valdés, no se conocían las señas y contraseñas del ejército enemigo.

Comenzaron a avanzar por ambos lados del camino en dirección hacia el lugar donde se encontraban los soldados. Ramiro y Alberto capturaron al campesino Julio Rodríguez que estaba bañando un caballo, simultáneamente el cabo “Mabulla” da el alto a los compañeros que avanzan y el invasor Alberto Martínez, alias “Kiko” responde “El 26 de Julio”, el cabo contesta “aquí la guardia rural” y abría fuego. Este se generalizó por ambas partes, los soldados trataron de organizarse.

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Cándido González Horta, natural de la antigua provincia de Oriente, nació el 2 de febrero de 1932 en Yáquimo, colonia del antiguo Central Francisco, hoy Amancio Rodríguez.

Procedía de una familia campesina, hijo de José González, de nacionalidad española, y Sabina Horta, de nacionalidad cubana. La infancia de aquel niño conocido cariñosamente como Candito, transcurrió como las de muchos de los de aquella época, su condición de pobre sólo le permitió estudiar hasta el 4to grado por tener que ayudar económicamente a la familia.

A los 12 años comenzó a trabajar como mensajero y a los 15 años en el Aserrio, realizando además diversas labores agrícolas hasta el momento en que es empleado como ayudante de mecánico en el garaje Auto Álvarez, donde por sus méritos llegó a ser aprendiz adelantado. Su deporte favorito fue el beisbol, destacándose como buen jugador.

La madurez, dinamismo y profundidad que lo caracterizaba, lo lleva a vincularse a temprana edad con el M-26-7. Realizó varias acciones de sabotaje entre la que se destacó la colocación de una bomba en la estación de ferrocarril, la quema de cañaverales y de la alcantarilla del ramal Martí-Bayamo, así como la venta de bonos para recaudar fondos.